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En el calendario que se usa en la mayor parte del mundo, tenemos un año bisiesto cada cuatro años,¿cierto? Los años bisiestos son todos los años que son divisibles entre 4. Esto significa que, en esos años, febrero tiene 29 días en lugar de 28. Ahora bien, el 29 de febrero no es un día adicional que tiene ese año en particular. Es sencillamente un intento matemático de alinear el calendario con el tiempo real que toma una revolución completa de la Tierra alrededor del sol, que es aproximadamente un año.

Decimos que un año “común” tiene 365 días. Eso es aproximadamente cuanto tiempo le toma una revolución completa de la Tierra alrededor del sol. Un año solar es más preciso, ya que mide los 365 días, 5 horas, 48 ​​minutos y 46 segundos que realmente le toma, es decir, aproximadamente 365 días y ¼ de día. Y ahí radica la complicación al tratar de crear el calendario perfecto.

El una revolución de la Tierra alrededor del sol es lo que crea eventos astronómicos “fijos”, como un equinoccio (donde la cantidad de horas diurnas y nocturnas es igual) y un solsticio (que es el día más largo y el día más corto del año). Si no pudiéramos compensar la diferencia entre 365 días en un año y 365 y ¼ en el año solar, las estaciones estarían fuera de sincronización aproximadamente 24 días después de tan solo 100 años. Eso significa que el calendario ya no reflejaría los días correctos ni para el equinoccio ni para el solsticio.

Con eso lucharon Julio César (100 a. C. a 44 a. C.) y su equipo de astrónomos para establecer su calendario romano. Se había perdido la sincronización con las estaciones. Se dieron cuenta de que, en los equinoccios de primavera y otoño, los dos días en que las horas diurnas y nocturnas deberían ser exactamente las mismas, no lo eran. Y esto ocasionó un problema.

Entonces, para solucionarlo, decidieron agregar un día a febrero cada cuatro años: un “año bisiesto”. El resultado se llamó calendario juliano, en honor a Julio César.

Pero agregar un día cada cuatro años era demasiado frecuente, y eventualmente los astrónomos que empleó el papa Gregorio XIII (1502-1585) notaron que, una vez más, las estaciones (que representaban los equinoccios y los solsticios) no estaban sincronizadas con el calendario. Transcurrieron alrededor de 700 años antes de que la falla se hiciera evidente.

Para solucionarlo, el papa Gregorio XIII instituyó un nuevo “calendario gregoriano” en 1582. En el calendario gregoriano, los años bisiestos siguen siendo los que son divisibles entre 4. Pero el principal astrónomo del papa Gregorio, Aloysius Lilius, presentó una excepción para los años en que se cumplía un siglo. Este decidió que, a fin de evitar el añadir demasiado tiempo, no se añadiría un día extra en el año que marcara un nuevo siglo – es decir, en los años que terminaran en 00.

No obstante, incluso este refinamiento requirió una corrección adicional, para evitar no agregar suficiente tiempo. Dijo que cada año que marcara un nuevo siglo que fuera divisible entre 400, es decir, cada 400 años, incluiría el día extra.

INTENTA ESTO: ¿Cuál de los años que marcan el comienzo de un siglo entre 1600-2000 NO fueron años bisiestos?

Todas estas correcciones nos dejan bien para los próximos 3,300 años, ya que, con el calendario gregoriano, el año solar y el año calendario, la sincronización solo falla por aproximadamente medio minuto. Sin embargo, dentro de 3,300 años, el año solar y el año calendario estarán desincronizados por aproximadamente un día. ¡Imagínate de qué manera los astrónomos en el año 5,320 decidirán cómo solucionarlo!

¿Te interesa aprender más? Échale un ojo a Neil DeGrasse Tyson en You Tube y a “No Perfect Calendar”.

Mira a ver qué más puedes averiguar sobre el año bisiesto haciendo tu propia investigación. El calendario chino tiene una forma diferente de recuperar el tiempo que se pierde, al igual que los calendarios etíope, islámico y judío.

¡Que te diviertas!

 

A niños mayores de 11 años y sus padres.