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Por Dra. Lorea Martínez

Pablo está escondido en el baño. No quiere ir a la escuela. Desde que comenzaron las clases, su mejor amigo comenzó a jugar con otros niños y se siente excluido. Ayer pasó el almuerzo solo. No se lo dijo a su mamá, porque no quería preocuparla. Está decidido a no volver a clases hoy.

La mamá de Pablo se siente irritada. Tiene una reunión importante en el trabajo y ya van tarde a la escuela. Además, se suponía que debía llevar bagels para el desayuno de bienvenida de la escuela, pero se olvidó de comprarlos anoche. Ahora, tendrán que pasar por la tienda antes de llegar a la escuela. ¡Eso,si puede sacar a Pablo del baño! Ella grita desde la cocina: “¿Qué estás haciendo ahí adentro? ¡Vamos a llegar tarde, niño! ¡Vamos, Pablo!».

¿Te parece conocida esta historia?

Los niños a menudo tienen dificultades para expresar y comprender sus emociones. Pueden reaccionar ante ellas evitando la situación, como lo hizo Pablo, o gritando, empujando o portándose mal de alguna manera. Cuando experimentamos emociones «grandes» (como miedo, preocupación o ira), no podemos pensar con claridad o tomar buenas decisiones. Si Pablo llega a la escuela, probablemente le resultará difícil concentrarse en la clase, mientras que la mamá de Pablo puede llevar su frustración a su reunión. Las emociones conducen nuestro comportamiento.

Poder nombrar y expresar emociones es una habilidad social y emocional importante para niños, jóvenes y adultos. Las emociones proporcionan datos valiosos sobre lo que está sucediendo dentro de nosotros y del mundo que nos rodea. No queremos ignorar o reprimir nuestras emociones; Todo lo contrario, queremos nombrar e interpretar nuestros sentimientos para poder manejarlos mejor. ¡No hay nada malo en tener emociones, es parte de ser humano! La clave es usar nuestras emociones para tomar mejores decisiones.

Como padre, puedes ayudar a tus hijos a desarrollar su capacidad de expresar emociones con estos consejos:

  1. Ayuda a tu hijo a notar dónde siente emociones en su cuerpo: ¿Tiene un nudo en el estómago cuando está nervioso? ¿Su garganta se tensa cuando tiene miedo? ¿Se sonroja cuando se avergüenza?
  2. Desarrolla el vocabulario emocional de tu hijo: Ayúdale a usar diferentes palabras para expresar emociones. Muchos niños solo usan triste, enojado o feliz, pero hay muchas otras palabras para describir emociones. Imprime esta rueda de emociones y colócala en tu refrigerador.
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  3. Ten conversaciones regulares sobre los sentimientos: Durante la cena, pídeles a tus hijos que compartan sus sentimientos sobre diferentes eventos: “¿Cómo te sentiste durante la práctica de fútbol hoy? ¿Cómo crees que se sintió tu hermana esta mañana cuando se cayó?”. Y comparte también tus emociones. “Me sentí decepcionado en el trabajo, porque no cumplimos con la fecha límite para el proyecto. Pensé que íbamos a lograrlo «.
  4. No juzgues. Los padres a veces tratan de evitar que los niños tengan emociones difíciles: Podemos minimizar lo que sienten: «No te sientas triste. No es gran cosa. Podemos comprar otro «, pero estos sentimientos son reales para ellos. Una mejor manera de apoyarlos es validar sus emociones, sean las que sean, sin juzgar. “Veo que te sientes asustado por la competencia de gimnasia. Es normal sentirse nervioso antes de un gran evento «.

Los padres y las familias son fundamentales para ayudar a los niños y jóvenes a desarrollar habilidades sociales y emocionales, para que puedan convertirse en adultos exitosos, participativos y saludables. Cuando compartes tus sentimientos y ayudas a tus hijos a nombrar sus emociones, estás apoyando su crecimiento social y emocional. Este proceso se llama Aprendizaje Social Emocional o SEL (por sus siglas en inglés), y será el foco de una serie de artículos en HITN Learning. ¡Mantente atento para obtener más consejos y herramientas para desarrollar corazones sanos en su familia!

Dra. Lorea Martínez
La Dra. Lorea Martínez es consultora e investigadora de aprendizaje social-emocional (SEL), y apoya a escuelas, maestros y familias que adoptan las prácticas de SEL. Es miembro de la facultad de la Summer Principals Academy en el Teachers College de la Universidad de Columbia. Está trabajando en su segundo libro para maestros: Teaching with the HEART in Mind. Con frecuencia escribe en blogs sobre cómo incorporar SEL en las prácticas de enseñanza y crianza de los hijos.
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